domingo, 2 de octubre de 2016
Sin palabras.
Las más extrañas, las más inusuales, las más hermosas. Ésas en las que solamente nos miramos a los ojos y no es necesario producir sonido alguno. No me refiero a esos breves momentos en que las miradas se cruzan, las sonrisas se dibujan y nos enamoramos un poco más. Hablo de esos momentos fijos que nos convertimos en un reflejo del otro, que leemos todo lo que somos a través de esa mirada. A veces lloramos, a veces reímos; todo sin decir una sola palabra, pues no necesitamos de eso para entendernos.
Nuestra vida se compone de momentos importantes. Lo que tú y yo hemos vivido es mi esencia y han sido esos momentos que, sin darnos cuenta, guardamos para la posteridad. No dejemos de conversar, de charlar y de siempre conocernos un poco más, pues aunque hayamos dicho todo, somos seres cambiantes; nuestros gustos e ideologías se modifican constantemente, nunca somos la misma persona, pero si de algo estoy segura, es de amarte seas quien seas.
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