jueves, 29 de septiembre de 2016

Todo dicho y confesado.


El tiempo es relativo, pero contigo lo es aún más. Siempre había sentido lo largo que se hacía el tiempo en clases; también creía que pasaba demasiado rápido cuando me divertía con mis amigos, mientras jugaba en la calle, leía un libro o cuando era un momento de extrema felicidad, pero contigo he aprendido que eso era sólo una parte del espectro. Es difícil explicar que un discurso contigo puede durar cinco minutos, pero que en él permanezco horas. Son las cosas que nos decimos, la forma en la que hablas y me miras como si no existiera algo fuera de mis ojos; es escuchar tu voz y sentir la vibración de las ondas sonoras rebotando en mí, enamorándome cada vez más. Charlas, discursos, conversaciones...verdades y confesiones que sólo conocemos nosotros. Lo que hacemos no es hablar, lo que hacemos es arte.
Debo confesar, amor mío, que me había negado a darle vueltas al asunto, pero entender que estas cosas no suceden con otra persona, me demuestra que lo que tenemos realmente es amor. Por eso he cedido y te confesaré cuáles son esos discursos que con el paso del tiempo me han enseñado que tú y yo no estamos destinados a ser,  simplemente somos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario